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La independencia significa, para los países, lo que para las personas adultas significa mandarse en su propia casa. Es la forma que prácticamente todos los pueblos del mundo han escogido para gobernarse a sí mismos y ser dueños de su propio destino. La independencia nos capacita para interactuar con el resto del mundo, con personalidad propia, a base de decisiones tomadas por nosotros mismos y no por un gobierno extranjero, o sin tener que pedir permiso.

La independencia significa, para los países, lo que para las personas adultas significa mandarse en su propia casa. Es la forma que prácticamente todos los pueblos del mundo han escogido para gobernarse a sí mismos y ser dueños de su propio destino. La independencia nos capacita para interactuar con el resto del mundo, con personalidad propia, a base de decisiones tomadas por nosotros mismos y no por un gobierno extranjero, o sin tener que pedir permiso.

 

La independencia es el derecho de nuestro pueblo a mandarse en su propia tierra mediante un gobierno plenamente democrático que proteja los derechos humanos y afirme nuestra nacionalidad e idioma. Es el disfrute de todos los poderes y atributos de la soberanía que son necesarios para lograr mayor desarrollo y prosperidad, incluyendo los poderes para proteger y estimular nuestra industria, agricultura y comercio, controlar la inmigración y negociar acuerdos internacionales que amplíen mercados y promuevan inversiones de otros países.

Rasgos bàsicos de la independencia en hispanoamerica

La Ilustración sirvió de justificación ideológica para las guerras de independencia latinoamericanas, pero no fue exactamente la causa que la originó. Varias circunstancias inciden para provocar este acontecimiento:

  • El fuerte control de los Borbones en todos los aspectos de la vida de las colonias.

  • El desarrollo de la burocracia como signo de centralización de las funciones administrativas de la colonia, lo que originó la pérdida de las libertades municipales.

  • La exclusión de los criollos de los cargos públicos (con el fin de minimizar su poder).

  • Un desarrollo económico fundamentado en la dependencia.

  • Los altos impuestos.

  • La falta de recursos para mantener el imperio (España no tenía una adecuada fuerza militar y tampoco producía lo suficiente para satisfacer las demandas y necesidades económicas de sus colonias.).

 

Estas situaciones desencadenaron gran tensión y malestar entre los distintos sectores de las colonias hispanoamericanas. Sin embargo, los indios, los negros y los mulatos fueron los más afectados, pues resultaron oprimidos, además, por la clase criolla dominante.

La influencia de la ilustración

La Ilustración fue una corriente de pensamiento según la cual solo mediante la razón se podía lograr el conocimiento y transformar la realidad. Los orígenes de ese movimiento se remontan al siglo XVI, pero su mayor desarrollo se dio durante el siglo XVIII, con el aporte de pensadores ingleses Yohn Locke y Adam Smith) y franceses (Dionisio Diderot, Carlos de Secondat, el barón de Montesquieu, Juan Jacobo Rousseau y Francisco María Voltaire). De acuerdo con esa corriente filosófica, la naturaleza debe ser investigada científicamente, y explotada con racionalidad. La so- ciudad, la economía y el gobierno también están organizados y funcionan de acuerdo con leyes naturales que pueden ser conocidas mediante la razón. Los ilustrados combatieron las ideas religiosas, y culparon a la Iglesia del atraso y de la ignorancia del pueblo, por considerar que sus enseña ILUSTRACION.

 

Impacto de la ilustración.

Las ideas de la Ilustración socavaron el orden establecido en ESpal1a y en otras potencias europeas, al poner en entredicho los dos pilares sobre los cuales ese orden descansaba: la monarquía absoluta y la Iglesia. Como consecuencia, en España se pasó de la monarquía absoluta al despotismo ilustrado y se emprendieron las Reformas Borbónicas. Además, la influencia del pensamiento ilustrado también dio otros resultados, como el envió de la primera expedición científica a Centroamérica, por parte del monarca Carlos III. Entre 1787 y 1803 el naturalista José Longinos, el bovinicoJose Mariano Mocino y el dibujante Vicente de la Cerda recorrieron bue- na parte de Centroamérica para conocer sus recursos naturales.

 

Los criollos centroamericanos que se formaron en la Universidad de San Carlos de Guatemala conocieron las ideas ilustradas en esa casa de estudios. Fray Antonio de Liendo y Goicoechea, la más relevante figura de la Ilustración en el Reino de Guatemala, impulso grandes cambios en la Universidad. A él se debió la difusión del cartesianismo y de la física experimental, el impulso a la enseñanza de la cirugía de un modo avanza- do y moderno y el que las clases se impartieran en español, en vez de latín. Las ideas de la Ilustración, que habían servido de inspiración ala Revolución de Independencia de los Estados Unidos y a la Revolución Fran- cesa, también contribuyeron a formar la conciencia de las elites criollas que, por su situación, eran las llamadas a dirigir los movimientos políticos y sociales que llevarían a la emancipación de las colonias españolas.

La crisis política

Como crisis política se designa una coyuntura compleja en el marco del proceso político. Como tal, una crisis política es un proceso donde se altera o rompe el normal funcionamiento del sistema político y de las relaciones entre los actores políticos y sociales que lo componen, produciendo, durante un determinado periodo de tiempo, momentos de incertidumbre e inestabilidad institucional, hasta producirse el reacomodo del sistema a las nuevas condiciones.

Una crisis política es básicamente una crisis de legitimidad, siendo que la política es la institución de representatividad por excelencia de una sociedad, donde se ven reflejados sus valores e intereses. El descontento, la desconfianza, la desaprobación o el desconocimiento de los representantes políticos, así como las tensiones, disfunciones y contradicciones que en el seno de la sociedad se han ido acumulando, son algunos de los primeros indicios de que una crisis política se avecina.

 

Algunos factores claves en toda crisis política son los acontecimientos político-sociales que tienen lugar como síntoma de los conflictos y tensiones acumuladas: las huelgas, las protestas públicas, las movilizaciones populares o la renuncia de altos funcionarios del gobierno, son algunas de las señales de que un país o una sociedad comienza a transitar el proceso coyuntural de una crisis. La crisis política será, pues, el momento en el que se sintetizan y detonan las tensiones y conflictos que se encontraban latentes en una sociedad.

 

No obstante, la percepción del proceso político suele ser subjetiva, movida por intereses económicos o ideológicos, por lo tanto, una situación de crisis política no necesariamente será reconocida por todos los actores involucrados en el proceso. De hecho, los resultados de una crisis nos pueden parecer tanto positivos como negativos, dependiendo del lado de la historia en que nos encontremos. No obstante, visto desde un ángulo optimista, toda crisis es una oportunidad para la renovación y el progreso.

 

En Latinoamérica, tenemos innúmeros ejemplos de crisis políticas, empezando por aquella que se vivió en la España invadida por Napoleón y que, en 1808, dio inicio al movimiento emancipador del continente americano. De allí surgieron las diversas proclamas independentistas que recorrieron América de norte a sur, desde México, con el Grito de Dolores, pasando por Venezuela y Colombia, hasta las Provincias Unidas del río de La Plata.

La independencia en México y su influencia en Centro America

La historia de México, país ubicado en el norte del continente americano o, si se quiere, en la porción más septentrional de Mesoamérica, se remonta a unos 14.000 años (conforme al consenso de Clovis), en que se estima ocurrieron los primeros asentamientos de pobladores sedentarios. Antes de la conquista por los españoles en el siglo XVI, lo que es ahora México fue habitado por pueblos de culturas avanzadas que interactuaron entre ellos en diverso grado, en el tiempo y el territorio. De aquella época sobresalen la cultura olmeca, la tolteca, la teotihuacana, la maya, la náhuatl, la totonaca, la zapoteca, la mixteca, la tarasca, entre otras.

A la llegada de los europeos, México era un mosaico de pueblos y culturas. Después de la conquista, durante 300 años de coloniaje, se fue constituyendo un país con cierto grado de homogeneidad y rasgos comunes. En los albores del siglo XIX con la independencia que se alcanza del imperio español, se inicia el proceso de integración definitivo que da lugar al México contemporáneo. A lo largo del siglo XIX se suceden guerras y disputas intestinas, además de varios intentos de avasallamiento por parte de potencias extranjeras. En ese entonces México perdió cerca de la mitad de su territorio, después de lo cual empezó su consolidación como nación libre y soberana.

Vino, al iniciarse el siglo XX, un cruento movimiento social que sentó bases políticas, jurídicas y sociales del México actual. Durante la mayor parte de tal siglo la nación vivió en paz un proceso de aprendizaje y autocorrección, tanto en lo institucional como en los aspectos social y económico. Al cabo de diversas crisis de corte fundamentalmente económico y político, la última de las cuales no aún superada, la nación evoluciona y se asienta hacia el fin de la primera década del siglo XXI, ocasión en que se cumplen 200 años de su independencia de España y 100 años de su revolución.

La historia de México suele dividirse en cuatro grandes períodos. Antes de la historia tenemos la prehistoria que, a diferencia de la historia europea, la prehistoria de América se divide en tres periodos: el Periodo Arqueolítico que, aproximadamente, va del año 30.000 a.C. al 9500 a.C.; el Cenolítico del 9500 al 5000 a.C. Y finalmente el periodo Protoneolítico del 5000 al 2500 a.C.

Cabe también señalar que, el territorio que comprende actualmente México, se ha dividido para su estudio prehispánico en tres áreas culturales (Mesoamérica), (Oasisamérica) y (Aridoamérica), siendo la primera donde se asentarían las sociedades más complejas y la última una zona habitada principalmente por tribus nómadas.

El primer periodo de la historia de México es precisamente la época prehispánica o precolombina, que va del 2500 a.C. al año 1521, año de la caída de Tenochtitlán. Durante éste período aparecerán las diferentes civilizaciones que se asentarán en el centro, sur y suroeste del país. Principalmente esta etapa a su vez se divide en los periodos Preclásico (2500 a.C. al 200 d.C.), Clásico (200-900) y Clásico Tardío (900-1521).

El siguiente periodo se le ha denominado época colonial, tiempo en que México estuvo unido a la Corona española y comprende del año 1521 a 1821 (fecha en que se firma el acta de independencia), sin embargo la mayoría de los historiadores coinciden en que es en 1810 cuando se da un rompimiento y surge el México moderno. La época colonial comprenderá el establecimiento del Virreinato, el arribo de las órdenes religiosas, el surgimiento de la Virgen de Guadalupe y cambios en la actividad económica y administrativa, pasando por el arte barroco.

El México moderno abarca pues un siglo exactamente, de los inicios del movimiento de independencia insurgente en 1810 y finaliza en 1910 con el estallido de la Revolución Mexicana. En esta época es cuando se intentará construir una nación, ya separada de España y el país se verá envuelto en diferentes conflictos, tanto internos como externos hasta el triunfo liberal en 1867, comprende también la restauración de la república (1867-1876) y el ascenso de Porfirio Díaz al poder en 1876.

A partir de 1910 a la fecha se ha denominado el México contemporáneo, inicia con la Revolución Mexicana, sobre la cual aún hay discusiones acerca de la fecha de su término e incluso se habla de varias revoluciones, pero como convención se ha tomado 1917 con el triunfo del constitucionalismo. Aun así en los siguientes años se darán algunos levantamientos de lucha por el poder a cargo de Álvaro Obregón y de la Huerta. Esta época también comprende los periodos del Maximato, el Cardenismo y el Priísmo.

 

Influencia de México en Centro américa.

Un país colonizado, no colonizador
Al contrario de la mayoría de los países hoy en día potencias de primer nivel quienes fueron países colonizadores (Francia, Gran Bretaña) o literalmente fundados en el siglo XVIII (Estados Unidos o Canadá), México escribe, a partir del siglo XVI las páginas de su historia con un sello ajeno: el de la ocupación española. Esto constituye un elemento clave, ya que se traduce en el desplazamiento del epicentro de los intereses económicos y políticos del país muy lejos del propio territorio nacional. Según los investigadores del CIDAC (Centro de Investigación para el Desarrollo) (1992), la tradición diplomática mexicana tuvo así una formación muy lenta ya “que todos los asuntos externos a la Nueva España eran manejados por la corona española. Esta carencia se hizo patente por varias décadas después de la independencia. El aislamiento, la distancia, los intereses externos y las luchas intestinas condenaron al país a una constante confrontación con las potencias de la época llevando a intervenciones, guerras, perdidas de territorio.”

 

Este trastorno de identidad y de los intereses ligados a ella perdura mucho más allá de la obtención de la independencia mexicana en la segunda década del siglo XIX. En efecto, el periodo siguiente marcado por las amenazas continuas sobre esta nueva independencia por parte de las grandes potencias de la época como Francia o Estados Unidos no permite inaugurar un ciclo fundador en la diplomacia mexicana.

Elemento clave de la historia mexicana, la Revolución Mexicana de 1913, pone fin a este lineamiento pragmático y negociador, sinónimo de ausencia de gran principio director, y abre el paso a una era de intento de afirmación nacional más fuerte. No obstante, aun cuando algunas medidas como la expropiación petrolera en 1938 parecen ayudar a la afirmación de la identidad mexicana, las dificultades enfrentadas por los gobiernos sucesivos para hacer realidad los ideales fundadores de la revolución de 1913, debilitan considerablemente el auge del país en el ámbito internacional. El CIDAC llega, a posteriori, a la conclusión abrupta de que “las luchas intestinas y la debilidad de los gobiernos independientes evitaron el diseño de una política extranjera coherente que respondiera a las necesidades del país. Por lo que la diplomacia sirvió intereses de corto plazo de una fracción de que pretendía mantenerse en el poder aun a costa de pérdidas de naciones.” Y es entonces con una cierta lógica que, en las últimas décadas del siglo XX, los intentos sucesivos de los presidentes mexicanos (de G. Díaz Ordaz a M. de la Madrid) por buscar acomodo entre las naciones de la región y del mundo, se enfrentan cada vez más a un creciente desencanto político interno generador de convulsiones regulares (manifestación de 1968, vació político llevando a la obligación de reforma a las leyes electorales en 1977). Adicionalmente, la degradación progresiva de la situación económica y las crisis monetarias del país a partir de la década de los años ochenta terminan de dejar a los gobernantes más recientes un legado extremadamente difícil para dibujar una política exterior fuerte.

 

Una ausencia de lineamiento diplomático recordable
Sin embargo, los factores previamente mencionados resultan insuficientes para explicar en su totalidad el peso relativamente débil de México en la escena regional, en particular con sus vecinos del Sur. En efecto, su papel central durante el recorrido colonial que tuvo que atravesar Latinoamérica, su cultura milenaria y su potencia económica superior a todos los demás países del Sur representan en esencia una puerta abierta a la constitución de una política exterior regional clara y fuerte, elevada al rango de doctrina. Además, los acontecimientos políticos y económicos mencionados anteriormente son vividos también –a diferente escala – por muchos de los países de la región y del mundo.

 

En realidad, un elemento adicional parece propiciar una situación de relativo retiro diplomático: ningún gran principio director proactivo - como lo fue por ejemplo la famosa Doctrina Monroe a partir de 1927 para los Estados Unidos hacia el continente americano o más recientemente la Ostpolitik de W. Brandt a partir de 1970 en RFA hacia los países del bloque del Este – ha logrado marcar claramente la política exterior mexicana desde aquel entonces. Como lo menciona P. Galeana (1997), “la falta de principios claros fue uno de los vicios que caracterizó a la política exterior de México en las décadas de los años setenta y ochenta, con consecuencias profundamente negativas”

La república federal

La Primera República Federal es un período de la historia de México que corresponde a la primera ocasión en que se instauró el régimen federal como forma de gobierno del Estado mexicano. La República fue proclamada el 1 de noviembre de 1823 por el Congreso Constituyente, meses después de la disolución delImperio Mexicano de Agustín deIturbide . La República fue establecida formalmente el 4 de octubre de 1824 con la promulgación de la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos.

La República Federal duró casi doce años, hasta el establecimiento de la República Centralista el 23 de octubre de 1835.

 

El primer intento de federación en la Historia de México fue una experiencia corta, caracterizada por inestabilidad política, social y violencia. La República fue gobernada por dos triunviratos y nuevepresidentes. José Miguel Ramón Adaucto Fernández y Félix, mejor conocido como Guadalupe Victoria, fue el único presidente que completó su mandato constitucional durante este periodo.

El período estuvo marcado también por varios intentos de reconquista española y el intento de México deconquistar Cuba.

El problema principal para la consolidación de la federación fue la división y constantes pugnas entre federalistas y centralistas.

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