Con nuestra actitud y conductas, educamos a nuestros alumnos en valores y le transmitimos lo que, según nuestra propia educación y sistema de valores, es importante para nosotros. Educar en valores no se logra con largar y pesadas conversaciones sino con nuestra actitud antes las cosas pequeñas de la vida y el ambiente que somos capaces de crear en casa.
Estos son los puntos que deberíamos cuidar.
1. Actuar de forma consecuente con nuestros valores. De nada vale explicarle al niño que hay que respetar la naturaleza si tiras papeles en la calle o derrochas agua delante de él. Recuerda que la forma más eficaz de educar en valores es el ejemplo.
2. Contar cuentos o leer libros que fomenten nuestros valores. La lectura abre la mente a nuevas ideas y ayuda a comprender circunstancias distintas a las propias.
4 . Aplicar límites y normas con criterios democráticos. La convivencia democrática dentro del hogar implica respetar valores como libertad, igualdad, justicia, tolerancia, solidaridad y respeto.
5. Basar la educación del niño en el refuerzo y la motivación y no en el castigo y la recriminación.
6. Fomentar el diálogo respetuoso y tolerante en casa. Primar la negociación sobre la imposición, evitar los gritos, negarse a pegar al niño y administrar castigos justos de acuerdo a la falta cometida.
7. Establecer tanto libertades como obligaciones que vayan evolucionando según la edad y el sentido de la responsabilidad del niño.
8. No expresar opiniones basadas en estereotipos, prejuicios sexistas, racistas o que excluyan en ver de unir.
9. Compartir las obligaciones en casa sin distinguir el sexo.
10. Enseñar al niño a respetar la naturaleza según el criterio de las tres erres: reducir, reutilizar y reciclar.
Actividad identificar valores:
Definir cuáles son los valores más importantes para cada uno, como persona y como familia. Poner en práctica los valores a través de hechos cotidianos. Esto significa establecer normas propias de vida y vivir de acuerdo con ellas; es decir, actuar conforme a lo que se cree y piensa. Definir claramente los valores que se quieren inculcar; especificar las conductas permitidas y aquellas que no se toleran, y comunicarlas en términos claros. Los padres también deben acostumbrarse a no hablar de nadie que no esté presente o no pueda defenderse. Establecer mediante cuales actitudes se ponen en práctica los siguientes valores: solidaridad, generosidad, justicia, amor, tolerancia, compromiso, honestidad, respeto.
Dinámica de valores en clase
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Buscar una historia en la que se narre claramente un acto de injusticia. Pedir al niño que escriba su propio relato sobre cómo actuar con justicia.
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Sacar las fotos del álbum familiar y hacer una historia que vincule todas las generaciones posibles.
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Hacer una cartelera con recortes de la palabra amor en todos los idiomas.
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Recortar un corazón y poner dentro los nombres de las personas que él quiere.
Hacer una balanza con cartulina; poner recortes de revista que describan actos injustos en uno de los platos y los que relaten actos justos en el otro.
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Crear una bolsa de valores familiares.
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Hacer un collage con niños de todas las razas.
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Recortar del periódico términos que sean sinónimos de valores.
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Poner a un lado de las fotos de algunos de los miembros de la familia la cualidad que los caracteriza.
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Redactar una historieta sobre los antivalores con los recortes de los comics de revistas o periódicos; hacer otra con los valores.
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Pegar a un lado de la foto del abuelo los derechos de las personas ancianas.
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Propuestas para fortalecer y estimular valores
Como estimular la solidaridad:
Que hacer:
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Reflexionar sobre la situación de las personas menos favorecidas.
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Colaborar con causas que ayuden a mejorar las condiciones de los otros.
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Comprometerse con los demás, aunque no se les conozca.
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Sentirse parte de su familia, del barrio, la oficina y el colegio.
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Creer en las personas.
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Observar al otro y ponerse en sus zapatos.
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Apoyar a un amigo, en los momentos difíciles, sin esperar algo a cambio.
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Mostrarse sensible cuando se escucha lo que otros piensa.
Como estimular la responsabilidad:
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Pensar antes de actuar.
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Asumir las consecuencias de los actos.
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Reconocer los errores y estar dispuesto a corregirlos.
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No hacer a los demás lo que no se quiere para uno.
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Ser coherente entre lo que se piensa, se hace y se dice.
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Rescatar el don de la palabra.
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Actividad alrededor de la honestidad, en clase:
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Realizar mesas redondas, foros y charlas sobre temas controversiales o polémicos (la corrupción, el cuarto de hora, la viveza, el caso de quien roba por hambre, etc.) y establecer mecanismos para que cada persona pueda dar su opinión y defender su posición.
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Idear juegos para ayudarle a entender al niño que la honestidad genera confianza, tranquilidad y paz interna.
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Usar dilemas como: un alumno se da cuenta de que a su compañero de pupitre se le cae el dinero de la mesada al piso y no se da por enterado. ¿Tú qué harías?
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Estimular y alabar públicamente los actos honestos y enseñarle a reparar los deshonestos.
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Hacer dramatizaciones sobre la manera como las personas pueden ser deshonestas en el trabajo.
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Ilustrar, preferiblemente con niños del colegio, actos valerosos de honestidad.
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Aprovechar acontecimientos actuales para hablar sobre “jugar limpio”, “hacer las cosas bien”, etc.
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Hacer juegos con los alumnos sobre cómo se siente alguien cuando le dicen mentiras o es traicionado.
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Escribir frases como: “la mentira es como una bola de nieve; cuantas más vueltas da, mayor se hace”; “en boca del mentiroso, lo cierto se hace dudoso”, etc.
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Leer en grupo el cuento del pastorcillo mentiroso e inducirlo a evaluar si alguna vez le ha pasado lo mismo.